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Recordando a un compañero de lucha construiremos memoria para no olvidar



Por: Acción Libertaria Estudiantil.

Universidad Libre, Seccional Bogotá.




Han pasado casi dos meses desde que la noticia del suicidio del compañero Sergio Urrego tocó nuestras puertas y apareció como un baldado de agua fría dentro de nuestras cotidianidades. Aunque no conocimos al compañero ni tuvimos la oportunidad de trabajar junto a él, de alguna forma sabíamos que estaba allí, luchando hombro a hombro con otras y así junto a nosotras por construir mundos –dirían las zapatistas- donde quepan muchos mundos. Por este y –por supuesto- muchos otros motivos, hoy después de tanto tiempo decidimos hacer público este escrito para no olvidar, para construir memoria que nos permita seguir avanzando en la construcción de un pueblo fuerte y organizado que camine hacia la transformación radical de la sociedad.




El caso de persecución política y destrucción moral y psicológica de la que fue víctima el compañero Sergio Urrego, miembro activo de la Unión Libertaria Estudiantil “ULE”, quien tomó la decisión de suicidarse el pasado 04 de agosto tras no soportar más el hostigamiento permanente por parte de las directivas del colegio Gimnasio Castillo Campestre, debido a sus orientaciones políticas por su ideario anarquista, sexuales por su orientación pansexual en búsqueda de la destrucción del género y religiosas por su ateísmo, se presenta como uno de los tantos casos de discriminación y marginación que se viven diariamente y que tienen como objetivo atacar a todas aquellas voces disonantes con las tradiciones dominantes, que se unen a la idea de cambio social guiado por un proceso revolucionario y libertario.

La persecución desatada desde “la normalidad hegemónica” contra lo que incriminan “diferente”, es sólo una manifestación de los mecanismos que utilizan aquellas que persisten en acallar las voces para perpetuar su condición. Manifestación que sin lugar a duda tiene como fin único prescindir de la vida de las revolucionarias sin darles mayor importancia al daño individual y social que causan en un mundo donde no se puede hablar de paz sin incluir la guerra.



La historia de Sergio Urrego es una situación de violencia sistemática y no particular, es una de muchas de esas historias ocultas y silenciadas por parte de las grandes instituciones dominantes que archivan estos casos para presentarlos a futuro como simples estadísticas y dejan a un lado todo el trasfondo de la situación, obviando de manera consciente las raíces del problema y siendo cómplices de su constante reproducción. Por este motivo, lejos de sorprendernos por la novedad del caso, nos deja un sinsabor porque lastimosamente parece que tenemos que llegar a presenciar este tipo de actos de ruptura radical para dar vía libre a discusiones y muestras de rechazo públicas ante actos de agresión permanentes que provienen de las tradiciones dominantes que nos han sido impuestas y en general de un sistema de organización social que excluye y oprime todas aquellas posiciones diferentes.


La historia de Sergio Urrego nos puso sobre la mesa discusiones sobre la importancia de hacer de las luchas de las oprimidas un conjunto común que se reconozca dentro de la interseccionalidad y la multisectorialidad, identificando los enemigos principales que deben ser atacados desde todos los espacios sociales en disputa. Uno de esos flancos es la educación en general, aunque en este caso se nos expone la particularidad secundarista de la cual hacía parte Sergio, donde todavía podemos encontrar grandes influencias de la educación más tradicional y retrógrada, vinculada a identidades de instituciones religiosas y supremamente conservadoras. Esta educación secundarista lejos de mostrar voluntad para construir sujetos y sociedades autónomas, democráticas y diversas, deja al desnudo toda una serie de problemáticas relacionadas con prácticas autoritarias y la reproducción de privilegios basados en la discriminación sexo-género, clase o etnia dentro de la escuela, que podremos ver reflejada a mayor escala en el conjunto de la sociedad.


La educación entendida como uno de los ejes centrales para la organización de las sociedades, debe ser cuestionada diariamente en torno a sus objetivos, metodologías y estructuras de funcionamiento, presentándose de esta forma como escenario en constante transformación y disputa entre las nuevas relaciones que construyan un tejido social crítico y transformador y las actuales relaciones que han tenido como bandera la dominación. Es así que se presenta el reto de no sólo luchar por una educación gratuita, pública y con condiciones materiales adecuadas, si no también el de abrir espacios de debate y acción que nos permitan construir una educación integral, democrática, diversa y popular que abra nuevos caminos para la emancipación de las diferentes condiciones de explotación y opresión a las que están atadas las clases populares.


Finalmente, hacemos énfasis en que este escrito es también por la memoria del compañero Sergio Urrego y por todas aquellas personas que han sido víctimas tanto del sistema educativo opresor como de la sociedad capitalista en general, por buscar construir sus ideales en la lucha diaria con miras a la libertad colectiva e individual, libre de opresores sociales y encadenamientos morales e intelectuales; nos unimos en el clamor de un solo grito, y de una justa lucha. Enviamos un saludo solidario a la familia del compañero y a todas las militantes de la ULE, sentimos como propias sus luchas de reivindicación a la memoria del compañero Sergio y contra los mecanismos de marginación y exclusión con los que se nos niega ser, pensar y actuar.


¡ARRIBA LAS QUE LUCHAN!



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