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Viajes En El Tiempo

"Volver la vista atrás es una cosa y marchar atrás, otra."

Charles Caleb Colton


"Usted hace viajes en el tiempo señor Procurador porque retrocede a concepciones de épocas antiguas, usted es una parte de la antigüedad" la frase lejos de (y como su autor pretende) ser un ignominioso insulto es tal vez uno de los más beáticos halagos que se puedan citar entre dos contradictores en cualquier espacio que se digne de ser académico. La frase en concreto es una muestra de la creencia en la cual se sitúan muchas de las personas en la actualidad, quienes sin más creen en el pasado como «ente-histórico atávico», es decir el pasado como tiempo presente que prescribió y sin más y por causas del transcurrir histórico ha perdido validez.


Hay --y es indispensable hacer la aclaración-- dos síntomas que se pueden llegar a interpretar al escuchar la última parte del “insulto” que reza "usted es una parte de la antigüedad" el primero es (y por medio del cual se legitima el halago) aquel que hace parte de la antigüedad lo es porque cree con fe viva en el pasado, pero no como aquel tiempo pretérito, prescrito y anticuado, todo lo contrario: el hombre al ubicarse en el pasado se funde con éste en un solo tiempo: el presente, y resulta ahora que aquel hombre que "camina en dirección al porvenir con su pasado a cuestas" aquel que es pura antigüedad es en sumas cuentas el pasado puesto en tiempo presente. Todo lo contrario --y este es el segundo síntoma-- el verdadero argumento con el cual el fiscal debió referirse al procurador, y este es el de situarse y creer en que «cualquiera tiempo pasado fue mejor» frase que denota un patético pesimismo frente a la altura y circunstancia de los tiempos actuales, resulta que es allí donde radica el patetismo de las ideas: en la añoranza de los tiempos pasados; mientras que en el primer síntoma se es uno solo con el pasado (se es un hombre que camina con el pasado a cuestas por la senda del presente de cara para afrontar el futuro) en el segundo se es todo lo contrario un hombre situado y sitiado por las angustias y afugias actuales, y de repente como acto de cobardía y tal vez como una salida precoz apela por el retorno al pasado, al control + Z, al deshacer, se resuelve por refugiarse y conservar todo tal cual fue en el líquido patético que constituye el formol de las ideas tradicionalistas.


Es allí donde situó el objeto de mi crítica, en frente de estas dos clases de hombres/síntomas, el primero que camina con su pasado a cuestas en dirección al futuro este --hombre que está situado en el tiempo en gerundio-- y el segundo un hombre que no es su antigüedad, todo lo contrario --y a diferencia de lo que muchos podrían creer-- esta clase de hombres no aman el pasado porque quieren que el pasado sea presente y bien como decía Ortega & Gasset "amar el pasado es congratularse de que efectivamente haya pasado, de que perdiendo esa rudeza con que suele hallarse en el presente araña nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras manos asciendan a la vida más pura y esencial que llevan en la reminiscencia."

Quiero retomar las ideas del primer párrafo y referirme a aquella creencia en cuestión, la creencia del tiempo pasado como «tiempo prescrito, fragmento temporal sin validez», para legitimar el papel trascendental de nuestro pasado, aquel pasado que influye constantemente en nuestro presente, aquel pasado que es presente; el pasado constituye una brújula, un mapa o si se quiere un GPS con el cual podemos ubicarnos de cara a los retos y circunstancias advenedizas, el pasado es aquel material vital sobre el cual se edifica el presente, es el pasado gerundio y no participio; y por el contrario como se cree la vaselina le sirve al señor Procurador para resbalar --sin trauma alguno-- por el presente y en dirección al futuro para que deje de arañar, desesperadamente, las puertas del pasado y renuncie a la empresa de --sin logro ni éxito alguno aún logrado— de querer transmutar, patéticamente, el presente y el futuro en pasado.



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